En algún lugar del mundo se encuentra una
madre de cuatro gatitos, cada uno de diferente color y tipo de pelaje, la
familia dueña de esta gata estaba por mudarse a otro estado cuando la gata tuvo
sus crías, fue de improviso pero no tenían más tiempo por lo que los tomaron y
salieron de la casa, para siempre.
Lo que no sabían es que la gatita había
tenido dos gatitos más que estaban escondidos debajo de unas sábanas que se
encontraban allí en el suelo, estos lloraban en busca del calor de su madre, el
cual solo encontraron entre ellos, cuando la gente que había comprado la casa
encontró a los gatitos se percataron del mal estado de estos por lo que los
llevaron rápidamente al veterinario más cercano, el veterinario les dijo que
los habían traído justo a tiempo ya que si hubieran pasado unos minutos más
aquellas pobres crías no habrían podido sobrevivir, desafortunadamente el hijo
menor de la familia era muy alérgico a los gatos por lo que tuvieron que optar
por un refugio el cual lamentablemente estaba repleto pero de todas formas el
dueño les dijo que los podían dejar ya que ahí los cuidarían y alguien los
podría adoptar en un futuro.
Pasaron 2 meses y los gatitos ya estaban
sanos y grandes para poder ser adoptados, la mayoría de los gatos del refugio
morían por enfermedades o de lesiones que no alcanzaban a curar a tiempo, pero
estos pequeños pudieron sobrevivir a todo esto por lo que los mandaron a una
tienda de mascotas. Un día una madre con un pequeña niña entraron a aquella
tienda de mascotas con el objetivo de tener otro integrante en la familia, la
niña al entrar en lo primero que se fijó fue en aquella pequeña gatita blanca
que estaba junto a uno negro en una misma jaula, la señora que atendía ese día
le acercó el pequeño animal a la niña y esta saltaba de alegría, obviamente la
mamá quería que su hija estuviera feliz así que le dijo a la señora que se
llevarían aquella gatita. La señora saco a la gatita de la jaula y la llevo a
una maleta especial para que aquella mujer y la niña pudieran llevársela a
casa. Cuando estaban haciendo el papeleo de adopción, la gata de la maleta
empezó a maullar junto al gato negro que se encontraba en la jaula, empezó a
rasguñar las paredes de la maleta y a morderla por lo que la madre se asustó de
poder llevarse a un animal que le pudiera hacer mucho daño físicamente a su pequeña
hija, la señora le dijo que no se asustara que esa gata era muy cariñosa y muy
poco agresiva y que su reacción podía ser por lo encerrada que estaba.
Pasaron los días y la madre empezó a notar
que el comportamiento de aquel animal no era normal, era agresiva y
destructora, pero lo dejaron pasar por el hecho de que la gata era pequeña y
con el tiempo se podía arreglar. Pasó una semana y la gata ya había rasguñado y
mordido a todo aquel que estaba cerca de ella ya no sabían que hacer, habían
llamado a varias personas que sabían mucho sobre los gatos pero nada mejoró por
lo que decidieron devolverla. Al llegar a la tienda el gato negro había sido
adoptado también así que aquella pequeña gatita se quedó sola en la jaula.
Un día
cuando la señora que estaba de turno en la tienda fue a alimentar a la gata que
creían enferma ya que no jugaba, no comía y nadie quería adoptarla por su
actitud, al abrir la jaula la gata saltó al instante fuera de ella, la señora
trató de agarrarla pero justo un señor venía entrando a la tienda por lo que la
gata alcanzó a escaparse de ahí y lamentablemente nadie pudo encontrarla.
Pasaron los años, un hombre iba pasando por la calle a media
noche y se sentó en la banca de un parque el cual estaba solitario y solo había
un pequeño farol alumbrándolo, se quedó ahí un rato ya que esperaba a alguien,
después de un rato se pudo distinguir a alguien que se acercaba, era una mujer,
ella al estar ya al lado del hombre le dio un abrazo y un beso, la pareja se
disponía a irse cuando escucharon un ruido muy cerca de ellos, la mujer se
asustó pero el hombre decidió ir a ver que fue aquel ruido que se hacía cada
vez más frecuente a medida que él se acercaba, en medio de los arbustos se encontraba una gata
blanca un poco sucia, pero a pesar de esto el hombre tomó a la gata en sus
brazos ya que le encantaban, no le importó el mal estado de esta y se la
enseñó a la mujer, ella con una cara de preocupación observó a la gata e hizo
un gesto de aceptación. Al llegar a la casa la mujer llenó la tina y metieron
con cuidado a la gata, la cual bañaron y le sanaron algunas heridas, cuando ya la gata estaba
seca y limpia la dejaron en el suelo. De repente se empieza a abrir la
puerta de a poquito de la cual aparece un gato negro que acercándose
lentamente empieza a oler a esta gata, por supuesto la reconoció y la
empezó a lamer, la pareja no lo podía creer aunque ellos no supieran que
aquellos gatitos eran hermanos se sorprendieron de que se llevaran tan bien, ya
que su pequeño gatito no se llevaba con ningún otro animal.
Estilo narrativo: Estilo indirecto
Tipo de narrador: Heterodiegético - Omnisciente
Focalización: Focalización cero
Mundo narrativo: Mundo realista
Me gustó, que buena historia, tenían que ser gatos.
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