El Antiguo Egipto
Esta historia comienza en el aeropuerto de chile estaba llegando con mi
padre al aeropuerto, era el dia en el año que mis abuelos permitían que mi
padre y yo viéramos a mi hermana.
Como de costumbre íbamos atrasados, llegaríamos como en media hora mas o
menos, mi padre estaba muy atento, era muy raro que estuviera así.
Subimos al primer taxi que encontramos y nos pusimos en via, todo
trascurría tranquilo, ya habíamos pasado por el costanera y mi padre se queda
mirando una esquina fijamente con la mirada. Su mirada era muy triste, pocas
veces aparecía esa mirada en sus ojos y era cuando se acordaba de mama.
Le pregunte que le sucedía, me dijo:-- Aquí fue donde desapareció tu
madre.
El
resto del camino fue en silencio hasta llegar a casa de mis abuelos.
Mi
padre le dice al conductor que no apague el auto que enseguida volvemos,
bajamos del auto.
Al
otro lado de la calle había un árbol y junto al árbol un hombre muy esbelto, se
veía musculoso, no le podía ver la cara ya que un gorro la tapaba.
Mi
padre me dijo que tocara el timbre, que saludara a mis abuelos y que le diera
saludos de su parte. Hice lo que me dijo salude a mis abuelos y a los treinta
segundos bajo mi hermana lucia como siempre no había cambiado mucho desde el
año pasado, estaba un poco mas alta, con el pelo mas largo pero seguía teniendo
los ojos de mi madre y la nariz de mi padre. Al verla me dijo hola llegan
atrasados como de costumbre. Era muy seria con sus cosas nunca se relajaba, en
eso se diferenciaba mucho de mi.
Al
ver que papa había cruzado la calle a hablar con un señor me pregunta que quien
es y le respondo que no sabia, me dice que nos acerquemos a escuchar, como de
costumbre yo no soy muy sigiloso y me escuchan y cambian la conversación
rápidamente, Mi padre se despide del caballero y me dice vamos ya esta
oscureciendo y tenemos que llegar a la hora al museo de egiptología.
Mi
hermana al escuchar que íbamos a pasar el 24 de diciembre en un museo se
disgusto a yo como de costumbre ya estaba acostumbrado a hacer las cosas mas
extrañas con mi padre, nos subimos al taxi y partimos.
Al
llegar esta un señor muy gordo en la entrada de la puerta que al ver a mi padre
va con entusiasmo a abrirle la puerta del taxi, nos bajamos y entramos al
museo.
Vamos
directamente a la zona de Egipto donde en el centro de la sala estaba la piedra
del gato, mi padre pregunta si es la real y el caballero responde que si, que
al ser una persona tan conocedora de Egipto mostrarían la real y que de
inmediato quitaría el cristal para que la pudiéramos ver con facilidad.
El
caballero sale de la sala y mi padre saca de su bolso una especia de bara
antigua que había encontrado unos años antes del desaparecimiento de mi madre,
la acerca a la piedra y se empieza a iluminar, me dijo que sacara la cadena que
estaba en su bolso y que serrara la puerta de la sala donde había entrado el
señor gordo, yo lo mire y sin preguntar parti corriendo. Mi hermana me siguió
disgustada, hicimos lo que dijo mi padre y al volver a la sala habían dos
personas mas que no parecían muy felices, y que al vernos se emocionaron mucho
y le dijeron a mi padre:-- a si que estos son los pequeños que tanto defendió
tu esposa el dia que me la lleve, mi padre disgustado lo mira y le dice:-- no
me agás usar la bara contra ti y el lijo:-- tienes rason no me conviene a mi
que la uses contra mi cuando me acabarías en un santiamén.
Mi padre guarda la bara y al guardarla el
hombre sale corriendo hacia mi padre y lo empuja hacia una pared y mientras
mi padre esta en el aire el hombre pronuncia unas palabras en un idioma muy
poco común que logro identifica. Mi padre toca la pared y desaparece y al
desaparecer salgo corriendo a su mochila y agarro la bara, el hombre me mira
con una cara de maldad, se empieza a reir con una risa muy maquiavélica, y me
dice:-- aun no pequeño algún di aire por ti.
Al desparecer el hombre mi hermana entra
en shok, no sabia que hacer con ella, salgo corriendo a ver si encuentro a
alguien dentro del museo, al ver que no hay nadie corro y corro hasta no poder
mas, empiezo a enloquecer, la mente se me empezaba a dormir, me decía a mi
mismo que tenia que llegar a la sala de egiptología donde estaba mi hermana,
estaba a unos pocos metros cuando de repente caigo al piso.
Tomas Rodriguez
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